Mientras cruzaba el río Mapocho de Santiago de Chile en dirección al cementerio , me preguntaba , ¿ qué tanto es lo que recuerdo de mi abuela Sara ? , ¿ qué tantos recuerdos puedo tener desde una infancia donde tuve pocas veces para disfrutar de ella ?.
Me sorprendí a mi misma enumerando muchos recuerdos , palabras , momentos , risas , miradas , pañuelos de colores que ella tan graciosa y femeninamente llevaba atados a su cuello ; su maquillaje , que en cada visita se encargaba de compartir con mi hermana y conmigo ; casi como en un rito de querer dejar una marca , un recuerdo en nosotras , sus nietas .
Me ha visitado en sueños , muchas veces , en algunas oportunidades la veo claramente , en otras , sólo sé que es ella , ahí presente en mis recuerdos y en esa memoria que he ido descubriendo a través del tiempo.
Santiago de Chile hoy , es una ciudad muy distinta a la que ella conoció y a la que yo misma he vuelto este 2020 para sorprenderme .
Recuerdo cuando se estaba construyendo el metro , ella incrédula y reticente decía : » ¿ Cómo es posible que estén construyendo algo así ? ¿ Quieren que andemos como gusanos bajo la tierra ? » y prometía jamás subirse a un transporte como aquel ! , tampoco creía que el hombre había llegado a la luna.
Qué pensaría ahora de Chile , de esta ciudad , estamos inmersos en un cambio profundo como sociedad y país. Estamos recuperando memoria , historia , la mía , la nuestra , la de todos. Pero de eso les contaré otro día. De todas formas , cada vez que me subo al metro , me acuerdo de ella y pienso en los gusanos ( ja, ja , ja ).
Sara Gárate Inostroza es mi abuela paterna y murió cuando yo era muy pequeña , yo tenía 11 años.
Recuerdo haberla visitado en el hospital algunos días antes de morir , y en la inocencia de ese día y a esa edad ¿ como podría haber imaginado que esa sería la última vez que la tendría presente en esta vida ?.
Y ahora , mientras cruzaba Santiago en dirección al cementerio , los recuerdos y las preguntas aparecen para recomponer una historia , mi historia.
El cementerio general de Santiago , es una gran extensión inmersa dentro de la ciudad , allí está parte de nuestra historia como país . Desde la entrada principal del cementerio hasta llegar a la tumba de mi abuela hay que caminar cerca de 15 minutos y siempre me pierdo ( aunque lleve mapa ) .
Arquitectura , plazoletas , jardines , estatuas , ángeles …
Mi abuela está en el patio 112 – Verdad y Justicia , estos patios son grandes edificaciones de cemento que incluyen varios pisos y por los cuales transitas a través de pasillos llenos de tumbas , flores , números y nombres . Cada patio está asignado a un guardían , un señor o señora que te ayuda a buscar la tumba ( para las perdidas como yo ) , te consigue algún tarro para poner las flores , te dice de donde sacar agua y hasta tienen escaleras para quienes necesitan llegar a lo alto de los patios y acceder a las tumbas más altas.
Felizmente estaba Francisco , me ayudó a encontrar a mi abuela , me prestó un pañito para limpiar la tumba y me dijo dónde estaba el agua.
Y como siempre me pasa ( no sé por qué ) me contó toda su vida en media hora .
Perdí la noción del tiempo sentada en el suelo acompañando a mi abuela , acompañando su memoria , acompañando mis recuerdos . Hubo algo más que dejar flores allí .
Francisco me preguntaba , ¿ quién fue mi abuela ? : yo le conté todo lo que recordaba y el me contó cómo era su vida , la de un guardían de cementerio . Ahí estuvimos , sentados en una banca de madera , conversando de la vida entre el silencio de las tumbas , entre los recuerdos de cada uno . Y me regaló esta sonrisa después de un par de chistes que le hice . Gracias Francisco .
Y a ti , querida Sara , no dejes de visitarme en sueños ♥ , te estaré esperando.